Desde hace un tiempo llevo haciendo fotografías, siempre de una manera personal y sin ninguna intención de publicación. Esta visión onanística ha ido cambiando, y tengo la necesidad de compartir con otras personas lo que siento al capturar imágenes. Quiero presentaros una fotografía siempre que pueda, y si os parece, podéis comentar que os produce al verla. Si finalmente os gusta, y queréis haceros con una copia, todas están a la venta. Bienvenidos a mi "Objetivo".
jueves, 2 de abril de 2020
Descansando -- Resting
Descansando -- Resting
Días plomizos. Siempre tendrás un paraguas que te aisle del mundo.
Gray days. You will always have an umbrella to isolate you from the world.
Esta fotografía me resulta especialmente apropiada para los días en que vivimos. Son días plomizos, a veces el cielo parece no querer dar paso pacíficamente a una primavera que asoma y se esconde, que se hace desear, engañándonos día tras día. Días que pesan también en nuestros corazones ansiosos de libertad y han de contenerse oscilando entre la esperanza y el desasosiego que produce el enclaustramiento impuesto por las circunstancias negativas que imperan sobre nuestro devenir colectivo. Son días plomizos en lo físico y en lo vivencial. Son días de soledad acompañada en la distancia. Son días en que pasan las horas sin oír otra voz que no sea la de tu pensamiento y la de tu añoranza por los seres queridos que se han ido para no volver y te hablan desde tu interior de tal manera que sientes,pese a la distancia infinita que te separa de ellos, que están junto a ti. Siempre están contigo.
Otras voces te acompañan más vivas y tangibles, más próximas, vivas sí, pero distantes en el espacio que hoy por hoy es imposible atravesar. Son días plomizos aunque el sol llegue a brillar y repartir generosamente su luz y calor. Son días de introspección y pensar, pensar e imaginar, pensar y recordar, introspección, nostalgia y pena con suaves destellos de alegría proporcionados por las voces familiares, amigas, que llegan a tus horas de soledad y comparten contigo tus recuerdos.
La persona que nos da la espalda en esta cuidada fotografía, es la imagen viva de la soledad. Una soledad contemplativa, quieta, que con su paraguas abierto parece querer protegerse, no tanto de la lluvia, como de cualquier intromisión que pueda perturbar su estatismo contemplativo, introspectivo, reflexivo. La imagen es absolutamente estática y vertical. Nada se mueve, ni siquiera el agua. Parece como si solo existiera el presente captado por la cámara. No hay pasado. Tampoco hay futuro.
Esta fotografía me resulta especialmente apropiada para los días en que vivimos. Son días plomizos, a veces el cielo parece no querer dar paso pacíficamente a una primavera que asoma y se esconde, que se hace desear, engañándonos día tras día. Días que pesan también en nuestros corazones ansiosos de libertad y han de contenerse oscilando entre la esperanza y el desasosiego que produce el enclaustramiento impuesto por las circunstancias negativas que imperan sobre nuestro devenir colectivo. Son días plomizos en lo físico y en lo vivencial. Son días de soledad acompañada en la distancia. Son días en que pasan las horas sin oír otra voz que no sea la de tu pensamiento y la de tu añoranza por los seres queridos que se han ido para no volver y te hablan desde tu interior de tal manera que sientes,pese a la distancia infinita que te separa de ellos, que están junto a ti. Siempre están contigo.
ResponderEliminarOtras voces te acompañan más vivas y tangibles, más próximas, vivas sí, pero distantes en el espacio que hoy por hoy es imposible atravesar. Son días plomizos aunque el sol llegue a brillar y repartir generosamente su luz y calor. Son días de introspección y pensar, pensar e imaginar, pensar y recordar, introspección, nostalgia y pena con suaves destellos de alegría proporcionados por las voces familiares, amigas, que llegan a tus horas de soledad y comparten contigo tus recuerdos.
La persona que nos da la espalda en esta cuidada fotografía, es la imagen viva de la soledad. Una soledad contemplativa, quieta, que con su paraguas abierto parece querer protegerse, no tanto de la lluvia, como de cualquier intromisión que pueda perturbar su estatismo contemplativo, introspectivo, reflexivo. La imagen es absolutamente estática y vertical. Nada se mueve, ni siquiera el agua. Parece como si solo existiera el presente captado por la cámara. No hay pasado. Tampoco hay futuro.