jueves, 19 de noviembre de 2020

El parque de juego -- Playground

El parque de juego -- Playground

'¿Estaba equivocado o la luz del parque era de una intensidad peculiar? Todos los niños parecían tener cuatro sombras. Una oscura, y tres penumbras débiles que hacían estratégicamente imposible decir en qué dirección de precipitaban sus cuerpos para alcanzar el blanco. Sí, la luz oblicua y deformante parecía transformar el parque en algo lejano y remoto que Underhill no podía alcanzar. O se trataba quizá de la dura verja de hierro, no muy distinta de las verjas de los zoológicos, donde cualquier cosa puede ocurrir del otro lado'.

'And was he mistaken or was the light within the Playground of a peculiar intensity? Every child seemed to posses four shadows: one dark, and three faint penumbras which made it strategically impossible to tell which way their swift bodies were racing until they bashed their targets. Yes, the oblique, pressing light made the Playground seem deep, far away, and remote from his touching. Or perhaps it was the hard steel wire fence, not unlike those barriers in zoos, beyond which anything might happen'.

Ray Bradbury -- 'El parque de juegos' ('Playground' 1953)
 

1 comentario:

  1. Esta fotografía continuadora de la crónica urbana que está desarrollando el autor, es una de las más inquietantes de Iván. A mi entender capta de forma preciosista y nítida un instante que parece querer perpetuarse en un tiempo infinito. Nos presenta la faceta contraria a las anteriores pues, lejos de mostrarnos la agitada vida de la gran ciudad, se detiene en la soledad que a veces planea sobre la misma. Soledad del hombre, a veces interior aunque esté rodeado de multitudes y que aquí es absoluta. No hay nadie vivo excepto unos cuantos árboles entristecidos por la escasa y difusa iluminación que lo envuelve todo y el silencio.
    La luz es de una intensidad peculiar que excluye casi absolutamente la posibilidad de una sombra definida; el silencio que inequívocamente ocupa este espacio de la ciudad después de que los niños que jugaban en el parque infantil, ante la extraña luminosidad que todo lo baña, asustados por tan raro fenómeno, han sido recogidos por sus padres igualmente inquietos, que los han llevado a cubierto de sus temores. El parque infantil y la ciudad toda han quedado deshabitadas repentinamente. No hay vestigios de vida humana ni animal. Hasta los perros y gatos que pudieran vagabundear por las calles han desaparecido; no hay pájaros. Salvo la vegetal no hay otra vida. Pero, ¿cuál es la razón de esta peculiar luminosidad?, ¿qué es lo que se interpone entre la luz del sol, otrora omnipotente y vigorosa, que roba a los objetos su sombra y por lo tanto la rotundidad de su volumen?, ¿por qué ha desaparecido la vida animada y sólo resta lo vegetal y lo mineral y el silencio?
    Resulta difícil razonar las respuestas a este cúmulo de preguntas, y se plantean otras como si nos encontramos ante un fenómeno natural, producto simplemente de la interposición entre la luz del sol y la tierra de una nube que difumina sus rayos, o bien, lo que resulta más inquietante y daría sentido a este silencioso vacío de todo lo animado, se trata de una abducción de lo manifiestamente vivo dotado de movilidad producida por algún ente fuera de nuestro planeta.

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