Desde hace un tiempo llevo haciendo fotografías, siempre de una manera personal y sin ninguna intención de publicación. Esta visión onanística ha ido cambiando, y tengo la necesidad de compartir con otras personas lo que siento al capturar imágenes. Quiero presentaros una fotografía siempre que pueda, y si os parece, podéis comentar que os produce al verla. Si finalmente os gusta, y queréis haceros con una copia, todas están a la venta. Bienvenidos a mi "Objetivo".
Un desenfoque perfecto con el que se logra un ambiente onírico que sugiere múltiples significados. Por un lado, lo primero que se viene a la imaginación es que el espacio retratado puede ser la antesala de un inframundo en el que todo está pendiente de algo que va a pasar, que puede pasar en cualquier momento, antes o después, acaso terrible, incierto, pero determinante. El tren está parado o acaba de reanudar su marcha, puesto que ya los viajeros han descendido del convoy y se alejan dando la espalda a la cámara, pero ellos mismos parecen haber quedado cristalizados en el tiempo, al igual que el tren que no acaba de decidirse a recorrer las vías que generosamente se extienden ante él invitándole a una marcha firme y segura. Por otro lado, el tren podría no ser otra cosa que la barca de Caronte que arroja en la infernal estación su caterva de condenados que se han visto obligados a apearse del mismo y afrontar su cierto, terrible y eterno destino, mientras el infernal barquero los abandona y reanuda sobre los rieles un nuevo trayecto al final del cual volverá a esta misma estación del Averno con su carga de almas condenadas por una eternidad. Más cosas sugiere esta imagen tan lograda y cargada de intención que sería muy largo de narrar, como por ejemplo, el papel fundamental que tiene el semáforo como elemento regulador de todo este tránsito.
Un desenfoque perfecto con el que se logra un ambiente onírico que sugiere múltiples significados. Por un lado, lo primero que se viene a la imaginación es que el espacio retratado puede ser la antesala de un inframundo en el que todo está pendiente de algo que va a pasar, que puede pasar en cualquier momento, antes o después, acaso terrible, incierto, pero determinante. El tren está parado o acaba de reanudar su marcha, puesto que ya los viajeros han descendido del convoy y se alejan dando la espalda a la cámara, pero ellos mismos parecen haber quedado cristalizados en el tiempo, al igual que el tren que no acaba de decidirse a recorrer las vías que generosamente se extienden ante él invitándole a una marcha firme y segura. Por otro lado, el tren podría no ser otra cosa que la barca de Caronte que arroja en la infernal estación su caterva de condenados que se han visto obligados a apearse del mismo y afrontar su cierto, terrible y eterno destino, mientras el infernal barquero los abandona y reanuda sobre los rieles un nuevo trayecto al final del cual volverá a esta misma estación del Averno con su carga de almas condenadas por una eternidad. Más cosas sugiere esta imagen tan lograda y cargada de intención que sería muy largo de narrar, como por ejemplo, el papel fundamental que tiene el semáforo como elemento regulador de todo este tránsito.
ResponderEliminarGracias, Gracias, Carlos. No puedo pedir más.
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