Social distancing
Regresarán las multitudes y volveremos a
disgustarnos. Condición humana.
The crowds will come back and we will be back to dislike ourselves. Human condition.
Desde hace un tiempo llevo haciendo fotografías, siempre de una manera personal y sin ninguna intención de publicación. Esta visión onanística ha ido cambiando, y tengo la necesidad de compartir con otras personas lo que siento al capturar imágenes. Quiero presentaros una fotografía siempre que pueda, y si os parece, podéis comentar que os produce al verla. Si finalmente os gusta, y queréis haceros con una copia, todas están a la venta. Bienvenidos a mi "Objetivo".
Fotografía enigmática donde las haya y coherente con la expresión utilizada por el autor para titularla. Al realizar esta instantánea ¿qué le ocurre al fotógrafo en su fuero interno? ¿se oculta porque teme ser espiado? ¿el espía es él y por eso necesita ocultarse para sorprender al objeto de su vigilancia? Lo más probable es que lo que busque sea el anonimato, aunque, seguramente, nada de eso es la realidad de lo que le impulsa a tomar esta fotografía. Seguramente no pretende otra cosa que escapar de las multitudes que amenazan nuevamente con sacudir indiscriminadamente la ciudad, y no puede resistir la tentación de, parapetado en su escondite y echando la vista atrás, dejar testimonio gráfico de las primeras avanzadillas que amenazan la tranquilidad de la ciudad y la suya propia. La propia fragmentación de la imagen con sus diversos encuadres, es demostrativa de las distintas formas en que estas avanzadillas empiezan su paulatina invasión.
ResponderEliminarLa amenaza es real e inmediata, la relación íntima, personal e individual con el paisaje urbano, tan desconocida entre la vorágine de la vida cotidiana de la urbe, transformada en intensa vivencia durante el periodo de confinamiento, está apunto de desparecer. La ciudad, el barrio, la calle, van a dejar de ser sentidos como algo propio y evocador que no hay que compartir con nadie. Va para pasar a ser un patrimonio colectivo en cuyo seno se perderá su esencia intrínseca. Los edificios, las calles y plazas, los propios pavimentos tan definidores de muchos espacios, desaparecerán bajo la áspera acción de las multitudes ruidosas y el tráfico urbano, llenando el aire de los olores y sonidos habituales, alterando la apacible personalidad de la urbe confinada por la viva agitación de la gran ciudad.
Hola, Carlos. Gracias por tus comentarios, siempre tan imaginativos.
ResponderEliminarEn esta foto me convertí en un "delincuente" que espera el momento idóneo para cometer su "crimen". Detrás de un seto y utilizando las ramas y hojas como un marco improvisado, quise dividir físicamente a los individuos que aparecen en la fotografía. Aun más. Jaulas en nuestro hábitat.
La calma y la soledad que provocan estos primeros días de desconfinamiento nos muestran una faceta muy diferente de la ciudad. Ni si quiera se puede comparar este despoblamiento con un día caluroso del verano. Se siente algo artificial, aunque la vida transcurra con "normalidad", nos podemos dar cuenta que vivimos una nueva época a la que tenemos que acostumbrarnos.
Aunque no es la primera pandemia que vive nuestra humanidad, y sin duda no es la más terrible, si que tiene algo diferente. Nuestras vidas no son autónomas, dependemos aun más de nuestro entorno y de las condiciones físicas en las que nos hemos recluido. Nuestro nicho es aun más vulnerable, y comenzamos a darnos cuenta ahora de esa fragilidad.